La implementación de compuertas de calidad es un concepto que debe involucrar a todos los actores del proceso. La calidad se vive, no se hace, debe estar enmarcada en un concepto de cultura organizacional y su objetivo principal es “hacerlo bien a la primera vez”.
Por lo tanto la calidad debe ser la piedra angular sobre la que se va asentar la estructura del proceso de calidad en el taller, y es por eso parte de los esfuerzo deberían ser dirigidos a reconocer el deseo y requisitos del cliente de manera que los pueda satisfacer.
Los costos de la mala calidad se ven reflejados sustancialmente en la productividad del taller, porque implica la asignación adicional de horas/hombre y la utilización de áreas y equipos del taller, así como los costos asociados a consumo de materiales.
Por otra parte el servicio se deriva de la atención suministrada por el personal del centro de colisión y la percepción del cliente, el cual valora la calidad como resultado a esos aspectos tangibles que son aquellos elementos de su vehículo los cuales puede sentir y tocar, convirtiéndose en un punto de referencia para evaluar la calidad
El servicio se convierte en un aspecto determinante en la recepción y entrega del vehículo, buscando que el trato proporcionado por el recepcionista y/o jefe de taller genere empatía y le permita identificarse con su cliente, el cual puede sentir y percibir que lo atendió una persona profesional que identifica, reconoce y entiende la necesidad de brindar servicio. De manera que la sensación de seguridad por el cliente se materialice al ser atendido por la persona con los conocimientos adecuados y proporcione la información relevante del proceso de reparación.
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