Tenga mucho cuidado con la pérdida de estabilidad y agarre del vehículo, estos son unos de los riesgos más frecuentes al transitar bajo la lluvia o en vías húmedas.
La lluvia y en general el invierno siempre genera fenómenos de vientos fuertes, que afectan la visibilidad, además de generar riesgos de pérdida de control del vehículo. Aunque la industria automovilística ha tratado de mitigar ciertos riesgos mediante dispositivos que apoyan la labor del conductor (frenos y dirección asistida, sensores, control de estabilidad, control de tracción entre otros) reduciendo notablemente las consecuencias de una equivocación del conductor, es necesario conocer cuáles son esos riesgos inherentes a la conducción en lluvia o sobre carretera húmeda y establecer los planes de acción enfocados a mitigar el riesgo.
Hidroplaneo
Un aspecto a considerar y que aumenta el riesgo durante la conducción, tiene que ver con la pérdida súbita de adherencia de los neumáticos sobre la vía, donde la rueda patina sobre el agua con poco contacto al pavimento, situación conocida como hidroplaneo o aquaplaning, esta se efectúa al contacto con agua, radicando puntualmente en la generación de una película de fluido entre la banda de rodadura del neumático y la superficie de circulación, situación que se acentúa cuando existen velocidades de circulación altas.
Aunque este fenómeno puede ocurrir en cualquier tipo de vehículo, es necesario considerar cual es el estado que presenta la banda de rodadura del neumático, así como el tipo de labrado, pues existen diseños exclusivos para circulación en piso seco y que generalmente se utilizan para vehículos de competencia, considerando su diseño para un mayor agarre y que por su condición conlleva a una fácil aparición de hidroplaneo, al circular sobre una capa de agua en la zona de circulación.
En el libro Manual de la Técnica del Automóvil, permite delimitar una relación entre la velocidad de circulación y las condiciones húmedas de la vía determinando disminución en el coeficiente de adherencia de neumáticos:
- A 50 Km/h, diminución: entre 25% y 35% con superficie mojada y Iluvia fuerte.
- A 90 Km/h, diminución: entre 25% y 62% con superficie mojada y lluvia fuerte.
- A 130 Km/h, disminución: entre 27% y 73% con superficie mojada y lluvia fuerte.
El labrado del neumático no corresponde con una concepción puramente estética, por el contrario, obedece a una necesidad, considerando la conectividad que debe existir entre surcos para poder migrar el fluido que se encuentre en la circulación, de ahí la presencia de surcos longitudinales, trasversales o diagonales que permitan efectuar esta labor.
Otro aspecto a considerar y no menos importante, es la profundidad del labrado del neumático, pues según estudios realizados. Estudios y análisis de la situación, publicados por Víctor Irureta en su libro Accidentología Vial y Pericia, indican la velocidad mínima para hidroplaneo, con espesores de la capa de agua inferiores a 20 mm, para labrados de profundidad de 1.6 mm y 5.6 mm. Mostrando un aumento en la posibilidad de presentar este efecto circulando a bajas velocidades, con poca profundidad de labrado.
La presión de inflado de los neumáticos es un factor que puede implicar a la ocurrencia de una pérdida de control, puede de igual forma conllevar a un apoyo externo sobre los flancos de la llanta, o si es excesiva sobre la zona central de la banda de rodadura, que se ve reflejado en el área aproximada de apoyo, situación que incorporado a una poca profundidad del labrado puede presentar falta de adherencia, razón por la que es necesario realizar seguimiento buscando que no se encuentre en los extremos de presión indicado por el fabricante, adicionalmente, esta revisión periódica va a ser útil como indicador de desgaste del neumático.
Recomendaciones
Cesvi aconseja a los conductores tener en cuenta las siguientes recomendaciones, para evitar colisiones o pérdida de estabilidad durante la conducción:
- Realice una revisión de labrado y profundidad de los surcos de los neumáticos, pues está directamente relacionado con la posibilidad de pérdida de control. No olvidar verificar la presión de inflado de los neumáticos.
- Mientras mayor sea el desgaste de los neumáticos (menor profundidad del labrado), menor será la eficiencia y por ende mayor la distancia del frenado.
- Disminuir la velocidad en la conducción, al momento de circular por tramos húmedos, o encharcados, durante cualquier intensidad de lluvia.
- No realizar maniobras fuertes en la dirección o frenos, pues considerando la pérdida de adherencia de los neumáticos sobre la vía, puede presentarse fácilmente pérdida de control del vehículo, por derrape y de ser mayor la velocidad hasta terminar en volcamiento.
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