Compartimos los hallazgos de la investigación que realiza Cesvi Colombia en cuanto a la configuración de la estructura trasera de absorción de golpes de vehículos subcompactos.
Luego de 10 años de investigación en la exclusiva rampa de ensayos destructivos de Cesvi Colombia a las afueras de Bogotá, se han podido evidenciar varios fenómenos de cómo vienen construidos los vehículos que se venden en Colombia.
Han sido ya más de 100 golpes de rampa, los cuales inician con un análisis previo de su estructura y terminan con un análisis posterior en el que se evalúan los daños y se avalúan los costos de la reparación.
Dentro de los hallazgos de esta investigación en el parque automotor colombiano hay uno que llama poderosamente la atención: en varios de los vehículos pertenecientes al segmento de los subcompactos damos cuenta de la ausencia de elementos absorbedores de energía en las respectivas partes traseras de sus carrocerías.
En caso de un choque por alcance, la falta de elementos de absorción como las cajas de colisión (o crash box) y el soporte paragolpes hace que los daños a la estructura y al piso, entre otros elementos, sean comparativamente costosos de reparar, además de que la energía del impacto se transmita al habitáculo y a los ocupantes, poniendo en riesgo su integridad física, especialmente los músculos del cuello, dado el efecto latigazo.
En detalle
Decimos comparativamente porque tuvimos la experiencia de ensayar dos vehículos de una misma casa automotriz: uno del segmento de los subcompactos y otro de los compactos. Bajo la norma internacional de la Asociación mundial de centros de reparación de las aseguradoras (Rcar), de la cual Cesvi es miembro activo, y luego del golpe trasero bajo las mismas condiciones controladas, encontramos que mientras en el compacto el tiempo de reparación fue de 23 horas a un costo de 3.300.000 pesos, en el subcompacto el tiempo de reparación fue de 47 horas a un costo de 5.700.000 pesos.
Es decir: las reparaciones en el auto más pequeño consumieron el doble del tiempo y costaron 58% más dinero que en el más grande.
La razón de semejantes diferencias las resumimos en el siguiente cuadro:
La falta de este par de elementos en el subcompacto deriva en que, en un choque urbano, a una velocidad de 40 km/h, que afecte el 40% de la parte trasera derecha y con una maniobra evasiva de 10 grados respecto del eje longitudinal del vehículo, se generen costosos daños que obligan a la sustitución del panel del piso, de la punta trasera derecha del chasís y del panel portastop del mismo lado, además de afectarse el sistema de escape.
Pero lo verdaderamente desconcertante es que, como se dijo, en virtud de que el compacto viene equipado con ambos elementos, no hay tal severidad de daños; en otras palabras, si el subcompacto viniera con su correspondiente caja de choques y soporte paragolpes, que en el mercado tiene un costo aproximado de 400.000 pesos, el ahorro en reparaciones sería de 2.400.000 pesos.
En el siguiente cuadro se encuentran los vehículos subcompactos objeto de nuestro estudio. Al cambio oficial, las piezas faltantes tienen un costo de 135 dólares, cifra que en ningún caso es determinante para inclinar la opción de compra hacia alguno de los modelos.
Al ampliar el foco hacia los segmentos de las camionetas crossover subcompactas y SUV compactas, que tienen la misma plataforma de carrocería, encontramos que ocupan el 35% del mercado, pero solamente el 40% incluye los absorbedores de impacto.
Este fenómeno nos permite llegar a las siguientes conclusiones:
1. Las marcas de autos se preocupan más en reducir costos que en la seguridad y reparabilidad de sus modelos.
2. Para mejorar la capacidad de absorción de energía en caso de un golpe por alcance basta apenas una pequeña inversión.
3. Este fenómeno también se observa en el mercado argentino, el cual se surte de producción local y brasileña, además de vehículos armados de otras partes del mundo, lo cual permite considerar que se trata de un fenómeno de reducción de las especificaciones a nivel regional.
Por consiguiente, desde Cesvi Colombia hacemos un llamado a las casas matrices a que revisen sus guías de diseño para que ofrezcan vehículos verdaderamente globales, y a las autoridades a que consideren estas estructuras de absorción de energía como de obligatorio equipamiento en fábrica.◣