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A los autos no les gusta navegar

Por 18 mayo, 2017julio 17th, 2018Sin categoría

Cesvi Colombia le dice cómo actuar frente a un vehículo que ha sufrido inundación, sea detenido o en movimiento.

Bogotá, 15 de mayo de 2017.– Luego de los fuertes aguaceros de los últimos días hay técnicos y propietarios de vehículos que no saben qué hacer con sus vehículos inundados. Sea por accidente o por negligencia, siempre se trata de un siniestro que requiere de mucha atención para ser tratado.

Aun cuando el ingreso de agua al vano del motor o al interior del habitáculo siempre tiene un ‘diagnóstico reservado’ en cuanto a su recuperación, en los talleres reparadores no se debe andar con ligerezas y, mejor, analizar los daños y evaluar la viabilidad de la reparación.

En su diagnóstico, los técnicos deben tener en cuenta, principalmente, el estado de funcionamiento del vehículo en el momento de la inundación, es decir, si estaba apagado (estático) o encendido (en circulación), si fue por acción del mar o de una riada, el tiempo de permanencia bajo el agua, entre otras variables.

Bajo el agua
El agua salada (del mar o de ciertos ríos) causa corrosión donde penetra. Esto puede demostrarse en el deterioro de las puertas después de un año o dos, pero más inmediatamente en la falla de componentes electrónicos como interruptores de espejos, luces, motores de ventanas, alternador, motor de arranque, sensores que activan las bolsas de aire, frenos ABS, conexiones de cables, circuitos electrónicos, computadores y sus conectores, etc.

Los efectos en los componentes electrónicos pueden ser inmediatos o a largo plazo, dada la humedad del ambiente que mantiene el cloruro de sodio (la sal contenida en el agua marina) que es corrosivo.

Sin embargo, el agua dulce también puede causar corrosión, pero solamente durante el tiempo que el vehículo permanezca inundado y hasta secarse. El problema del agua dulce es que normalmente trae lama, lodo u otros contaminantes, los cuales llenan las conexiones eléctricas, los frenos, el alternador y donde se filtre. Si la lama se aloja en estos lugares y se mantiene húmeda, la corrosión continuará.

El punto es que, sea agua salada o dulce, entre más tiempo permanezca el vehículo inmerso, más corrosión habrá en la transmisión, los diferenciales, el embrague, el volante y todo lo demás.

En marcha o detenido
Si el motor estaba funcionando en el momento del sumergimiento y el agua llegó a la entrada de aire del motor, sucede que -por su estado líquido no se puede comprimir en la cámara de combustión. En consecuencia, normalmente se doblan una o varias bielas y ocurre corrosión al interior del motor.Así, el motor tendría que ser desarmado y rectificado.

Si entró agua al motor, pero tuvo la fortuna de apagarse antes de daños catastróficos, en todo caso es necesario cambiar el aceite, inspeccionar el interior con un boroscopio, hacer un lavado interior con productos especiales y, al menos, retirar la tapa de válvulas para inspeccionar y retirar el agua.

Ahora bien, si el vehículo estaba parado y con el motor apagado, los daños son menores pero el agua pudo haber entrado por válvulas abiertas (de admisión o de escape de gases), por el tubo de medición de aceite o por otro conducto abierto. Es más, un grano de arena puede haber rayado los cilindros verticalmente, razón por la cual la inspección con el boroscopio se hace imprescindible. Un cilindro rayado causa alto consumo de aceite y pérdida de compresión, por lo tanto, habría que desarmar y rectificar.

En todo caso, si el agua salada o sucia llegó al nivel del tablero o del volante será muy difícil limpiar todos los contactos electrónicos en la bolsa de aire, los controles de luces y direccionales, circuitos electrónicos, etc., pero hay que hacerlo -con el consecuente costo- para que el vehículo funcione adecuadamente.

Gracias por su interés en la seguridad vial. Por favor cite a Cesvi Colombia como fuente de la información.

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